SEGURIDAD VIAL
LA ASIGNATURA PENDIENTE EN LOS COLEGIOS
El altísimo número de accidentes de tránsito que se producen en el país son provocado por la falta de educación vial y por el escaso respeto de los conductores por las normas que regulan la circulación vehicular.
Recalcando que las principales causas que motivan esta exagerada tasa de mortalidad, figura relevantemente la falta de una adecuada campaña de educación vial, es por esto que sabemos que la prevención es la mejor forma de evitar accidentes, pero los programas actuales de orientación y enseñanza parecen insuficientes.
La presente crónica trata sobre la educación de tránsito a los niños de jardines infantiles, de pre-kinder y kinder. Para el análisis y aplicación de este tema, analizaremos:
• Al niño y su comprensión del sentido de la realidad.
• Los participantes en la educación de los niños y estrategias para el desarrollo de la infancia.
• La comprensión de la realidad a partir de la comprensión del lenguaje cotidiano.
• Los rasgos principales de la lógica del niño.
A través de todas estas teorías hemos creado una serie de ideas para que los niños aprendan educación vial, como medida de prevención de accidentes, para que sean aplicadas en los programas educacionales, partiendo desde los niños más pequeños, puesto que los primeros siete años del niño son fundamentales para su formación como personas.
Objetivo General:
Crear un programa integral para los jardines infantiles y kinder, sobre la educación de tránsito, con el fin de prevenir posibles accidentes de tránsito.
Estimular a las autoridades a cargo de la educación Chilena respecto el tema, puesto que está a la vista que nuestra cultura de tránsito deja bastante que desear, lo cual se ve reflejado en las estadísticas de accidentes de tránsito, los cuales no solo son provocados por los conductores, sino también por los peatones.
Objetivos Específicos:
• Que se imparta la educación de tránsito a partir del inicio escolar del alumno, con esto se busca inculcar en el niño la conducta que debe adoptar en el momento de estar inserto en la vía pública, y junto con ello formar personas responsables.
• Entregarles el material adecuado a los niños para su aprendizaje.
• Enseñarles a los alumnos a respetar las leyes del tránsito, que aprendan hábitos, que asuman con responsabilidad el hecho de transitar por la vía pública, tanto como conductor, peatón y pasajero.
• Sensibilizar a los apoderados en la importancia de esta materia.
• Salvaguardar la vida e integridad de las personas.
• Disminuir las estadísticas de accidentes de tránsito.
• Colaborar para poder encarar seriamente campañas que permitan revertir este déficit educativo, que a su vez, causa efecto del elevado número de accidentes de tránsito.
• Que el presente trabajo sea un aporte para la sociedad chilena, con respecto a la prevención de accidentes de tránsito.
Lo que se está haciendo con respecto a la educación de tránsito en los jardines y colegios es muy poco, por no decir nada, y es obvio que no es un tema de interés para los colegios, puesto que no se les ha impuesto que se integre al programa educativo del año escolar.
En consecuencia en Chile es evidente la poca preocupación que existe por esta materia, lo que no quiere decir que esto no pueda cambiar a futuro.
“Hablar de la educación de los niños impone ante todo definir el ¿para qué? De los programas dirigidos a la infancia, su sentido en el contexto social y cultural del país. Saber , cuando se habla de párvulo, de qué niño estamos hablando y que se espera, en términos de función social, de los programas. Supone, además, considerar variables espacio temporales, las condiciones históricas y geográficas condicionan, limitan y, a su vez, posibilitan las formas y medios de los proyectos de atención a la infancia y la familia.
Pensar en la educación de los niños implica, entonces, entender la relación que existe entre el sentido del desarrollo humano y la forma como se llevan a cabo los procesos que la constituyen. Así, es necesario determinar el modelo social que se busca; no existe proyecto de desarrollo educativo que no se refiera al proyecto social que se busca generar. Además, cualquier programa estará siempre referido a una concepción de sociedad y desarrollo. Todo proceso de formación humana está inserto en una cultura cuyos símbolos, valores y experiencias definiran su sentido. A partir de ellos se determinarán los problemas, los objetivos, las políticas, la misión y las acciones que los distintos grupos llevarán a cabo.
De este modo, el proyecto de educación de los niños lo entenderemos como una propuesta abierta, inacabada, un continuo movimiento hacia su propia realización. Por esto, en primer lugar debe ser fiel a sí mismo, al contexto social específico en el que se enmarca, si bien al mismo tiempo debe tener como referente obligada una perspectiva universal del desarrollo humano.”
¿Quiénes participan en la educación de los niños?. Estrategias para el desarrollo de la infancia.
La Familia: “La familia es la única influencia educativa permanente en la vida de los niños. Son tan penetrantes los aprendizajes de la vida familiar, que muchos rasgos básicos de nuestra conducta, como valores y actitudes, perduran a través del tiempo como ningún otro aprendizaje. Por esto, los programas que persiguen fortalecer a las familias deberán partir por reconocer las condiciones sociales y económicas en que viven los niños; y las educadoras profesionales deben estar capacitadas para identificar y rescatar los valores que estas personas puedan aportar a la educación de los infantiles.”
El Desarrollo de la Comunidad: “Uno de los aspectos claves de la educación de los niños es concebirla como parte de un proyecto de desarrollo comunitario. Entendiendo como Desarrollo Comunitario un complejo de procesos sociales mediante los cuales un colectivo de pobladores, a la vez que luchan por el mejoramiento de las condiciones materiales de existencia y de reproducción social de todos y cada uno de los miembros del asentamiento humano, van creando nuevas formas de relación social – en lo político, económico y lo cultural – avanzando paulatinamente hacia la configuración de una vida social superior, como lo es la comunidad.
Una de las reflexiones teóricas más complejas ha sido ¿cómo lograr una comprensión válida del papel que juega la comunidad en la atención integral del niño?. La experiencia ha demostrado que la educación infantil temprana tiene que centrar su interés en el desarrollo total del niño. Por esto, debe comprometer de una manera integrada toda la estructura social, que parte desde la familia hasta la acción del estado.
El niño debe ser visto como una persona miembro de una familia, de una comunidad, de una sociedad y que su condición de vida depende de un proceso biológico, psicológico y social, visto como una unidad. Por esto, su bienestar depende tanto de su nutrición y su salud, como de las oportunidades reales que le brinde el sistema político y económico en que vive, en otras palabras de la educación que reciba.”
El Papel del Estado y la Sociedad Civil: “Hoy, cuando la sociedad demanda nuevas y variadas exigencias a los niños, el estado no puede estar ausente de su papel de árbitro del bien común y de factor de equidad.
Los primeros siete años de vida del niño son una oportunidad que si la sociedad no valora, no solo crea un problema profundamente ético, sino que además, ya existen evidencias de que por cada dólar que deja de gastarse en la educación infantil, después se debe gastar entre tres y cinco dólares cuando esa persona sea adulta. Entonces, si no se invierte en educación infantil, años después se deberá gastar cinco veces más en centros de rehabilitación, hospitales, cárceles y programas correctivos.”
Comprensión de la Realidad a partir del Lenguaje Cotidiano
“El niño no está solo en su mundo, la realidad de su vida cotidiana se muestra como un mundo compartido con otros, que no puede existir sin la interacción y la comunicación. El lenguaje es entonces un medio para aproximarse a la comprensión del niño, basándose en la exploración de los conceptos que el mismo niño relieva como elementos para mostrarnos su realidad circundante interior.
En la medida en que el niño comunica su cultura, éste optimiza el acercamiento a la forma como la asume y la transforma, a la manera y medida en que cambie sus valores, desvirtúa o acepte principios estéticos, propone soluciones a problemas, se emociona, se percibe a si mismo y a los otros. Entiende fenómenos concretos y conforma su inteligencia, se relaciona con sus semejantes, conoce su realidad y se proyecta hacia el futuro.
El conocimiento que se adquiere a través de las interacciones que se comparten con los otros, es el conocimiento del sentido común, que se desenvuelve en las rutinas normales de la vida cotidiana.”
¿Por qué se producen con tan alarmante incidencia los accidentes de tránsito y por qué son tantos los niños involucrados en ellos?
“Da la sensación que el punto de partida para tratar de contestar esta pregunta es comprender como pediatras, que los niños son simplemente eso, niños. Los adultos tenemos por costumbre sobrestimar sus habilidades como peatones o ciclistas y, el grado de facilidad con que sortean dificultades es mucho menor que la observada en adolescentes y personas mayores.
Pretender verlos como adultos pequeños es un error, puesto que su lógica y sus respuestas obedecen a patrones completamente disímiles a los nuestros y que cuando nos enfrentamos con los niños en el tránsito debemos tener en cuenta que su mecánica de pensamiento es muy diferente a la nuestra.
Ellos entienden el tránsito de acuerdo a su edad y al grado de desarrollo y maduración que alcanzaron, debiendo interpretar que tal actitud es lo máximo que puede pedírseles.
Los niños deben llenar primero sus lagunas de percepción, visión y comprensión, para luego madurar en el entendimiento de las reglas de tránsito.”
Aspectos Relacionados al Grado de Maduración Psicomotriz:
1-Visión: “En lo referente a la visión periférica, no presentan la misma habilidad que los adultos, dado que en el mecanismo de la visión no solo actúa e interviene la objetivación del objeto, sino también la interpretación personal del objeto visto, interpretación que está basada en nuestra experiencia.
La falta de experiencia también interviene en el error de cálculo (distancia-objeto), que junto a la falta de perspectiva los hace vulnerables a muchas situaciones de riesgo. Dicho de otra forma, son incapaces de valorar el tiempo disponible y necesario para cruzar una calle. Empíricamente se ha comprobado que presentan dificultad para juzgar la velocidad de los vehículos que se acercan y que los diferentes tamaños de los automóviles pueden inducirlos a cometer errores en cuanto a la distancia - objeto.
Asimismo, el poder de atención lo concentran en una sola cosa (amigos, juegos, una vidriera con juguetes, el camión de los helados) por lo que forman una impresión incompleta del entorno.”
2- Audición: “La localización del sonido es posible en un ángulo de 120 ° para los adultos, mientras que para los niños el discernimiento de los sonidos se reduce a solo 30°.”
3- Izquierda-Derecha: “Los niños son impulsivos y bajo carga psicológica no pueden diferencian bien derecha de izquierda.”
4- Maduración Psicológica: “Según Piaget el límite operatorio de este periodo (7 a 12 años) está dado por la necesidad de soporte concreto: el niño no puede todavía razonar basándose únicamente en enunciados verbales.”
Las dificultades de interpretación de las normas de tránsito entre los niños en edad escolar son evidentes, de acuerdo a las encuestas que realizamos, preguntas como por ejemplo:
¿Qué indica la luz roja del semáforo?: detenerse, seguir o precaución, así como también la interpretación de señales de tránsito de común visualización en las calles como la señal pare, seda el paso, el paso de cebra, etc.
Corroboramos que la mayoría de los niños encuestados presentaba inconvenientes para interpretar las normas del tránsito. El 51.5 % de los alumnos las ignoraba casi totalmente sin conciencia sobre la necesidad de respetar los principios elementales de seguridad, en bien propio y ajeno.
Por estos resultados indicados anteriormente se hace imprescindible incorporar este tema en las salas de clases. Y además de eso reforzar la enseñanza dentro de la sala con el trabajo en terreno (clases prácticas en la calle con educadores y padres).
Sin embargo, este tipo de trabajos no tendrán efectos si los propios padres no modifican sus conductas, ejerciendo una docencia concientizadora y positiva sobre los menores, inculcándoles la valoración de un aspecto muchas veces ignorado de importancia vial, donde la vida juega un papel fundamental.
La enseñanza del tránsito debe perseguir fundamentalmente la adquisición de destrezas más que la teorización de una serie de conocimientos, y junto con esto existe una gran importancia en la calidad y la frecuencia del entrenamiento, así como también la participación de los padres para realizar ejercicios prácticos de seguridad en el tránsito, muy especialmente en los niños más pequeños.
El problema de accidentes de tránsito se ha acrecentado estos últimos años y tanto para el Estado como para las personas afectadas es un costo monetario y afectivo que deben afrontar. Es por esto que se debe establecer un programa para reparar la falta de cultura de transito que se ha tenido.
Un programa que ayude a aprender y comprender las reglas básicas y comunes del tránsito debe ir orientado a niños menores a 7 años ya que si no se invierte en educación infantil, después de algunos años se deberá gastar cinco veces por el niño ya adulto en poder educar y sensibilizar sobre la educación del tránsito. Además ayudaría a bajar la tasa de accidentes que afectan a estos niños.
La metodología pedagógica que se debe usar es el juego y la teatralización, ya que en todas las situaciones infantiles prevalece una actitud lúdica, que bien canalizada logra su cometido: “Enseñar Jugando”. En esta en esta metodología se estableció 7 puntos a considerar entre estos están: entregar material didáctico a los niños, adornar la clase con los símbolos del tránsito o reforzar las clases de la sala con salidas a terreno.
Sin embargó educar a los niños no es solo una responsabilidad de los párvulos o profesores sino que debe ser compartida tanto por la familia como también por la comunidad y además por el Estado.